Desde hace casi un año, un nutrido grupo de voluntarios trabaja para convertir el antiguo colegio Rey Heredia en el corazón latente de un proyecto social común.
Para abrir la vieja puerta de una escuela abandonada bastó con un poco de fuerza física y una buena dosis de esa rabia que mana del desencanto. El calendario marcaba el 4 de octubre de 2013 el día que un grupo de personas decidió entrar en el antiguo colegio Rey Heredia para hacer de él un centro social. Casi un año y algunas amenazas de desalojo después, el edificio tiene poco que ver con la ruina que se encontraron entonces: la Acampada Dignidad ha conseguido hacer el epicentro de un proyecto social común y lo más parecido a un hogar que muchos ciudadanos, necesitados de ayuda y comprensión, han podido encontrar.
Desde hace casi un año los titulares de prensa se han hecho eco del esperpéntico partido de tenis triple que mantienen Ayuntamiento, Acampada Dignidad y Consejo de Distrito con respecto a la cesión del inmueble.
El gobierno municipal hará al Consejo de Distrito titular del Rey Heredia si la Acampada Dignidad lo desaloja antes, pero el órgano de representación vecinal se niega en rotundo a pedir el desalojo a los miembros del colectivo que, por supuesto, tampoco están dispuestos a levar anclas del edificio hasta que el Consistorio haga efectiva la cesión pactada. Y mientras las declaraciones y hachazos de unos y otros se lanzan y devuelven en salas de prensa y comunicados oficiales, el día a día en el colegio Rey Heredia se rinde a la rutina de trabajo que mantienen activa decenas de personas que, desinteresadamente, pasan las mañanas y las tardes bajo su techo. PARA LEER NOTICIA COMPLETA HACER CLICK AQUÍ, PUBLICADO POR I. CONTRERAS EN EL DÍA DE CÓRDOBA EL 28/09/14
Desde hace casi un año los titulares de prensa se han hecho eco del esperpéntico partido de tenis triple que mantienen Ayuntamiento, Acampada Dignidad y Consejo de Distrito con respecto a la cesión del inmueble.
El gobierno municipal hará al Consejo de Distrito titular del Rey Heredia si la Acampada Dignidad lo desaloja antes, pero el órgano de representación vecinal se niega en rotundo a pedir el desalojo a los miembros del colectivo que, por supuesto, tampoco están dispuestos a levar anclas del edificio hasta que el Consistorio haga efectiva la cesión pactada. Y mientras las declaraciones y hachazos de unos y otros se lanzan y devuelven en salas de prensa y comunicados oficiales, el día a día en el colegio Rey Heredia se rinde a la rutina de trabajo que mantienen activa decenas de personas que, desinteresadamente, pasan las mañanas y las tardes bajo su techo. PARA LEER NOTICIA COMPLETA HACER CLICK AQUÍ, PUBLICADO POR I. CONTRERAS EN EL DÍA DE CÓRDOBA EL 28/09/14