SIN SALUD NO HAY PAZ. SANIDAD PÚBLICA, GARANTÍA DE PAZ
(Manifiesto que no se pudo leer en las XXXVII Jornadas por la Paz)
Carmen lleva 5 días aislada en casa. Cada mañana espera la llamada del médico de familia que realiza el seguimiento de su enfermedad y la llamada del hospital que le informa sobre el estado de su madre ingresada de neumonía por COVID desde hace una semana. Carmen vive el día a día con miedo y se repite a sí misma que “todo va a salir bien”.
Este último año no ha sido un año fácil. Ha sido un año marcado por el Covid; un año en el que hemos pasado miedo, hemos temido por nuestros mayores y por nuestras familias, un año en el que hemos sentido que el mundo se paraba y nos hemos redescubierto como vulnerables.
Un año de perder gente querida y de separarnos de nuestras familias para protegerlas, sin embargo, también ha sido un año de aprender a valorar lo que tenemos, de aplausos a las 8 a aquellas personas que cuidan de nosotras y de reconocimiento a una Sanidad Pública que no ha parado ni un momento.
Pero a pesar de los esfuerzos de la ciudadanía, nuestra Sanidad Pública hace mucho tiempo que no cuenta ni con recursos ni con financiación suficiente para hacer frente al día a día.
Llevamos viendo desde hace años como los recortes y privatizaciones se suceden. Por un lado, los pacientes ven como las listas de espera aumentan y como se va deteriorando una Sanidad que tanto costó construir. Por el otro, encontramos profesionales en condiciones laborales cada vez más precarias, con jornadas interminables y con los recursos cada vez más limitados. Tanto es así que actualmente no encontramos con nuestros centros de salud u hospitales saturados, con falta de personal, absolutamente desbordados y con muchos pacientes que no están recibiendo la atención que merecen.
El covid ha servido para poner de manifiesto la importancia de contar con una Sanidad Pública fuerte. Hoy más que nunca, es importante que todas las personas que conformamos la Sanidad Pública, de un lado o de otro, nos unamos para defenderla. Es intolerable la situación en la que se encuentra nuestro sistema de salud y hay que poner medidas pronto para que se le dote de los recursos y personal necesario.
Por todo ello, hoy 30 de enero día Internacional por la Paz, queremos reivindicar el valor de nuestra Sanidad y el derecho de todas y todos a contar con un sistema público que cuide de
nuestra salud sea cual sea nuestra condición social. Porque no puede haber paz si hay injusticia y no puede haber justicia si dejamos que personas mueran o enfermen por el simple hecho de no poder pagar atención médica o un tratamiento.
Hace un mes Araceli fue la primera persona en ponerse la vacuna contra el covid en nuestro país. Es un éxito de nuestra democracia que la administración de esas vacunas no se rija por reglas de mercado sino por criterios de equidad. Por ello, no sólo reivindicamos un sistema público de salud universal y de calidad sino también que la equidad sea el criterio que rija cada una de sus acciones.
El Distrito Sur es un ejemplo de unión, lucha colectiva y participación ciudadana que ha servido para conquistas sociales y para reivindicar nuestro derecho a los servicios públicos. Como distrito seguimos afirmando que es necesario un Plan de emergencia social para nuestros barrios que son ejemplos de apoyo mutuo y de cuidado de unos de los otros.
Una vez más en este año de crisis, los colectivos que conforman el distrito se han puesto manos a la obra para ayudar a quien más lo necesita. Estas jornadas son un ejemplo de esto y por ello, este año las dedicamos a nuestra sanidad pública y al derecho de todas y todos a poder ejercer el derecho a la salud, sin discriminación por motivos de raza, edad, pertenencia a grupo étnico u otra condición, tal y como dicta el artículo 25 de la Declaración de los Derechos humanos.
SANIDAD UNIVERSAL, PÚBLICA Y DE CALIDAD PARA TODOS Y TODAS
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